«Gran parte de los problemas de efectividad y sufrimiento que enfrentamos en el mundo actual, están relacionados con incompetencias que presentamos en la forma de conversar y relacionarnos con otros…Muchas personas sufren por su incapacidad de ser escuchados, por su dificultad para reclamar o su dificultad para reconocer el trabajo de otros.» Julio Olalla
Tras consultar varias fuentes se puede llegar a definir como comunicación efectiva aquella que a través de buenas destrezas y formas de comunicación, logra el propósito de lo que se quiere transmitir o recibir. Dentro de la comunicación efectiva el trasmisor y el receptor codifican de manera exitosa el mensaje que se intercambia, es decir, ambos entienden el mensaje transmitido.
La comunicación efectiva es «Explorar las condiciones que hacen posible que la comunicación sea provechosa y eficaz».
Los seres humanos estamos inmersos en la comunicación como peces en el agua, generalmente nos movemos entre palabra y significados sin ser consciente de las dinámicas subyacentes.
A través de las palabras pensamos, nos comunicamos, reflexionamos, nos expresamos, opinamos, nos peleamos e incluso nos distanciamos de lo que verdaderamente nos interesa.
Según sea la calidad de comunicación que mantengamos con una persona, será la calidad de la relación que obtendremos. De hecho, si nos detenemos a pensarlo un instante, todas las personas que consiguen un éxito solidó y un respeto duradero (ya sea en el campo laborar, empresarial o familiar) saben comunicar de manera efectiva, aun intuitivamente, sus ideas, propósitos y emociones.
Así que solo conociendo y practicando los principios de una comunicación efectiva podemos coordinar, enseñar, aceptar, dirigir, pero sobre todo, lograr un clima propicio en el que nuestras acciones nos conduzcan a los que realmente buscamos.
Por todo ello, es necesario ejemplificar la relación entre padres e hijos e incluir finalmente algunos ejemplos para ayudar a los padres a comunicarse con los docentes.
Exigir habilidades pre-atencionales:
Es necesario para que los padres obtengan comportamientos pre-atencionales por parte de sus hijos, como mirar a quien le habla o proporcionar algún signo de que está escuchando de verdad. Si el tema que se está tratando es significativo, es esencial requerir ser mirado. Por lo que las preguntas que los padres deben hacerse son las siguientes:
¿Ha dejado otras actividades?
¿Me está mirando?
¿He captado su interés?
Para comenzar a hablar es necesario que el niño nos preste atención de una forma consciente y no estrictamente automática mientras hace otra cosa. Por lo que obviamente, los padres deberían mirar a sus hijos cuándo éstos les hablan.
Asegurarse de que continúa prestando atención:
La atención del niño debe ser mantenida por un tiempo determinado y bajo una calidad aceptable. Los niños con problemas de atención y que se diagnostican bajo el concepto del TDAH, más que no prestar atención, presentan un tiempo de atención más corto y fluctuaciones en su nivel atencional. Por tanto, es necesario que el niño mantenga siempre el contacto visual, para lo cual, el contacto visual del adulto es esencial y constituye siempre un refuerzo positivo (si se le mira con frecuencia, el niño mantendrá más tiempo la vista con usted).
Ser conciso, preciso y claro:
Es necesario poder transmitir una instrucción con oraciones cortas, simples y concretas. Por lo que deben asegurarse siempre de haber sido entendidos, porque en situaciones simples pueden valer con preguntarle al niño si lo ha entendido o que repita la instrucción, pero cuando son complejas, puede ser necesario obtener un desempeño por parte del niño.
Revisar su estilo de comunicación.
Sin darse cuenta, es posible que un número importante de sus comunicaciones se encuentren dominadas por pausas negativas, cuando predominan comentarios basados en la descalificación, la desvalorización y el insulto disimulado. Así se provocan, sin querer respuestas emocionales intensas que tienen la capacidad potencial de dañar cualquiera de los vínculos posteriores.
No “imite el estilo de su hijo”:
Es común que los niños con TDAH, presenten dificultades para escuchar detenidamente, ya que en la mayoría de los casos, se apresuran en sacar conclusiones, no suelen esperar su turno en las conversaciones, cambian constantemente de un tema a otro, tienen dificultades en regular su tono de voz, les gusta tratar más de un tema a la vez, nunca aceptan su responsabilidad por los errores y tienen descargas explosivas. Así que tanto padres como profesores deberían “aprender a” siguiendo las recomendaciones de R.A. Barkley:
· Escuchar atentamente al niño.
· No apresurarse en sacar conclusiones sin tener un conocimiento exhaustivo de toda la situación (en especial sin haber ayudado al niño a explicarse).
· No interrumpir nunca al niño cuando trata de dar su versión de los hechos.
· Mantenerse siempre focalizado en un mismo tema y sin transpolar ni hacer referencia a situaciones antiguas.
· Utilizar un tono de voz adecuado al contexto (si está reprendiendo debe ser firme y constante pero no grite).
· Preguntar cuando no entiende diciendo “no entendí” en vez de afirmar “no te estás explicando bien”
· No vacilen en aceptar sus errores y controlen sus reacciones emocionales.
Aceptar y expresar sentimientos:
En niños con esta patología, los sentimientos no son buenos o malos, ya que si por ejemplo ha dicho a alguien “te odio”, lo más apropiado no es decirle “eres malo, tienes que querer a…”, más bien, deberían ayudar al niño a expresar lo que realmente siente de una forma constructiva.
Los adultos, debemos comprender que nuestro “equipaje” de emociones y sentimientos forma parte del equipo de supervivencia del mismo modo que nuestra capacidad para detenernos, reflexionar, y valorar qué vamos hacer y qué no.
Por ello, teniendo en cuenta nuestro ejemplo reciente, antes que dar un sermón o castigar al niño, deben obtener su atención, tomarse su tiempo para serenarse y luego procurar que exprese sus pensamientos y emociones que ha sintetizado en “te odio”, ya que no puede olvidarse que muchos niños con TDAH presentan dificultades para expresarse en situaciones de confrontación, es decir, aquellas en las que a los dichos de uno le siguen las de otro y hay que hacer una continua adecuación de la argumentación.
Supongamos que le ha dicho a la madre “te odio”. Ésta, podría ayudarlo diciendo: “Entiendo que no querías hacer lo que te pedí, pero valoro que lo hayas hecho igual. A mí me molesta, muchas veces hacer cosas que me desagradan, pero en realidad no sé porqué te enfadaste tanto…” ¿Quieres contármelo? (esta renuncia a jugar de “adivinador» de los sentimientos de los demás).
Otra forma de afrontar estas situaciones, podría ser utilizar la “vieja” técnica del reflejo de C. Rogers diciendo: “me doy cuenta que te fastidia mucho seguir órdenes”. O bien, simplemente: “Yo con frecuencia me irrito cuando me piden que haga cosas que no me gustan, “pero” me paro a “pensar en voz alta”: ¿Qué es lo mejor? Y la madre, en este caso, comienza a mostrar cómo ella utiliza estrategias para la resolver problemas.
· Alto: ¡Piensa! ¿Cuál es el problema? (qué ha ocurrido).
· ¿Cuáles son las soluciones posibles? (alternativas).
· ¿Qué va a pasar después si hago esto o aquello? (Consecuencias).
· ¿Cómo van a responder los demás?
· ¿Qué me conviene más?
· ¿Cuál es la mejor opción?
· Ejecutar (elegir)
· Evaluar los resultados eventualmente. (Volver al paso inicial).
Si además, añadimos todos los factores emocionales, situacionales, de personalidad, etc., que pueden marcar el proceso de autocontrol (capacidad de gobernar consciente y voluntariamente su propio comportamiento) , comprobamos como las dificultades aumentan, siendo un proceso tremendamente complejo.
Como se mencionó anteriormente se hace imprescindible exponer algunos ejemplos para ayudar a los padres a comunicarse con los docentes. De tal forma que los padres que hayan sido correctamente informados y formados sobre el TDAH sean los principales “abogados” de los niños, con la única finalidad de evitar “posibles malos tratos” por parte de un sistema educativo que a fecha de hoy, aún no está preparado para afrontar y enfrentarse a las necesidades especiales de apoyo educativo que un niño con problemas de atención, hiperactividad e impulsividad puede presentar.
Por otro lado, y teniendo en cuenta que es posible que estos niños con TDAH, ya hayan “sufrido” a otros maestros y/o escuelas, los padres deben evitar siempre caer en la “trampa de esconder” el diagnóstico del niño/@ bajo cualquier excusa: “No quiero que lo discriminen de entrada” o bien, tener una actitud crítica hacia el docente. Para evitarlo, sería recomendable tener presente las siguientes indicaciones:
·Tienen que ofrecer al docente toda la información necesaria facilitando el acercamiento al profesional que atiende al niño/@ o a través de libros, folletos…
·Han de involucrarse en la escuela procurando la realización de seminarios, charlas, etc. de formación docente.
·Deben desarrollar expectativas realistas de cuánto puede aportar el docente y hasta dónde puede llegar (“la escuela no va a curar a su hijo”) y en cuanto al propio hijo en el medio físico del aula porque el maestro tiene que educar a otros muchos niños y algunos de ellos también pueden presentan demandas específicas.
·Deben utilizar formas de comunicación efectivas y evitar los comentarios de pasillo, no ser excesivamente críticos ni demandantes o airados, ya que el docente puede reaccionar de forma hostil, volviéndose más crítico e incluso poniéndose a la defensiva.
·Tienen que establecer pautas de comunicación estrecha y frecuente con el docente y participar activamente en la vida comunitaria.
· Deben concurrir en la medida de lo posible ambos padres a la mayor cantidad de reuniones y si se prevé que será “difícil” intentar que les acompañe el profesional que atiende al niño/@ y solicitar la presencia de algún directivo de la escuela.
En verdad, todo este procedimiento no funcionará si los padres no pueden mantener una actitud positiva hacía su hijo transmitiendo incondicionalidad aún cuando lo disciplinan. Todos sabemos que no es fácil, pero es necesario e imprescindible romper el “círculo vicioso” de órdenes que se repiten y que por no cumplirse llevan situaciones críticas de tensión: y entonces, puede ser que el niño/@ cumpla el comportamiento solicitado, pero no estará más activo a cumplirlo la próxima vez porque las explosiones de ira y los castigos habrán dañado el vínculo y la autoestima del niño/@.
En uno de los pasos más significativos del entrenamiento parental se debe enseñar a los padres a jugar de una forma especial con el niño/@, siendo una parte fundamental e importante de ello que lo disfruten, ya que el fondo, eso debe expandir a escuchar a su hijo, comprenderlo y saber cuándo dialogar y alentar, incluso por el sólo hecho de hablar en vez de juzgar.
Las reglas deben ser claras y coherentes y ambos padres deben hacerlas respetar por igual y casi sin excepciones. Mantener la calma es esencial ya que de lo contrario también se está ofreciendo como modelo justamente aquello que se quiere corregir. “Haz lo que digo no lo que hago” no es una buena política. Ser un ejemplo para los propios hijos es inevitable, pero la cuestión es “si hemos de ser un buen ejemplo”.
Es importante que todos acepten que una de las principales fuentes de aprendizaje del ser humano surge de los modelos y significados que se construyen alrededor de ellos, de tal forma que los padres deben comprender que la “palanca que tienen para mover el mundo”, parodiando a Arquímedes, es dotar a su comportamiento de una eficacia ejemplar en un contexto de amor y respeto.
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